Imágenes: Eder Quintero
Por fin llegó la tan esperada fecha de la presentación de la cantante británica Sarah Brightman en la Arena Ciudad de México en la que interpretó grandes temas para hacer de una noche común un momento inolvidable.
Inició el espectáculo con música de fondo con atmósferas suaves y agradables dando pie a la relajación y a estar predispuesto a disfrutar de todo el recorrido musical que se tenía preparado para la noche del sábado 22 de octubre en el que se entonó la música crossover clásico, así como ópera y música de teatro musical. Todo comenzó con la introducción de la orquesta, dando una entrada espectacular a Sarah a quien se le vio emerger al escenario con un grandioso atuendo y coronada cual una reina inglesa.
La primera canción fue de una música con sentido épico y evocativa, con melismas de un tono agudo que permitieron a la cantante demostrar desde el primer momento sus dotes vocales y florituras que figuraron durante todo el concierto a la par que se dio la oportunidad de agradecer en español al público que siempre se entregó al deleite de esta singular intérprete a quien aplaudió y ovacionó en cada oportunidad ya que para este concierto se realizó una específica selección en la que se hizo un recorrido por la trayectoria de la cantante.
La intérprete comentó que estuvo buscando que estas canciones llevaran al público más allá de estos tiempos turbulentos, sobre todo en esta época especial del año en el que se acerca una gran celebración para los mexicanos como lo es el Día de Muertos a la que aludió diciendo poéticamente que “La noche se cierne sobre nosotros, la noche y las estrellas destellan como terciopelo sobre nosotros”, para después entonar el clásico "Dust in the wind" de manera acústica, acompañada de una guitarra y una atmósfera suave.
También se dio el tiempo para contar algunas anécdotas de lo que ha sido su historia musical como la del tema "Nella Fantasía" que es una adaptación sobre una composición del maestro Ennio Morricone y de su afamado tema instrumental "El Oboe de Gabriel" y de cómo logró convencer al compositor para que le permitiera hacer una versión con letra de esta bella melodía que además cautivó al público de la Arena Ciudad de México, así como con muchos temas más durante esta agradable velada.
Otra cualidad que sorprendió en este concierto es que Sarah no escatimó en sus vestuarios, realizando cambios en repetidas ocasiones, dando una sensación de estar viviendo múltiples conciertos en uno solo, impulsando cada tema musical dentro de la sencillez de un espectáculo en la que la voz es la reina del evento, los matices de la orquesta un deleite y los cambios de colores con luces radiantes que le hacían ver como una diosa interpretando canciones icónicas como lo es "El Hijo de la Luna" o la música operística al estilo de las más reconocidas arias en las que pudo ella ir luciendo su voz de soprano ligera.
Desde luego que esta fue una noche inolvidable con invitados que hicieron apariciones oportunas a lo largo del recorrido musical en el que se pudo apreciar el sonido del piano en las manos de Yoshiki, evocando lo celestial con el acompañamiento de la orquesta y más adelante un gran tenor que desde luego matiza y complementa la voz de Sarah en una dupla de ensueño para el gusto y deleite de un público que toda la velada ovacionó a la intérprete.
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