Reseña: “Reminiscencia”

Imágenes: Cortesía Warner Bros. Pictures

Video: Cortesía Warner Bros. Pictures

Hugh Jackmam y Rebecca Ferguson vuelven a hacer mancuerna en pantalla grande con “Reminiscencia”, donde el presente se funde con el pasado.

Nostalgia y romance en un futuro en decadencia

“Reminiscencia” nos sitúa en un mundo postapocalíptico donde algunas ciudades han sido cubiertas medianamente por el agua y el sol pega tan fuerte que la vida ahora es nocturna. Evidentemente, la tecnología también ha avanzado lo suficiente para que existan máquinas capaces de revivir nuestros recuerdos una y otra vez, lo que convierte a la nostalgia en un gran negocio.

Nick (Hugh Jackman) y Watts (Thandiwe Newton) trabajan juntos proyectando recuerdos de sus clientes que se aferran a cierto momento de su pasado. Es así como conocen a Mae (Rebecca Ferguson), una enigmática mujer que rápidamente deja anonadado a Nick por su belleza y, una situación que aparenta ser casual, los lleva a comenzar una relación romántica. Cabe mencionar que Rebecca vuelve a presumir su calidad vocal.

Cuando Mae desaparece misteriosamente sin dejar rastro, Nick emprende un peligroso viaje en reminiscencias que le ayuden a encontrar una pista sobre dónde puede estar su amada. Sin embargo, el secreto que está por descubrir es mucho más turbio de lo que pudo imaginar y su amor es puesto a prueba en más de una ocasión.

Entre la memoria y el olvido

No cabe duda que la química que Jackman y Ferguson mostraron previamente en “El Gran Showman” no fue casualidad y vuelven a demostrarla en “Reminiscencia”, generando la intriga suficiente en el público para que quede atrapado durante todo su desarrollo con ansias de llegar al desenlace, pese al ritmo semilento que maneja la trama con sentido detectivesco. Claro que existen algunas secuencias de acción (más de golpes que de explosiones) que ayudan a crecer la intensidad.

“Reminiscencia” es un viaje por un vaivén de situaciones y emociones que pueden marear al espectador, pero al mismo tiempo lo mantienen atado al asiento con los giros inesperados que suceden prácticamente cada media hora, hasta llegar a un clímax que, si bien puede ser anticipado, se maneja de tal forma que genera sorpresa en el espectador, conservando el tono dramático que la película impulsa desde su inicio.

La fotografía de la película es uno de los elementos técnicos mejor logrados del filme, situándonos en escenarios llenos de tecnología, pero a la vez desolados en un mundo en decadencia. La música, a su vez, apoya importantemente a que el misterio cobre mayor fuerza con tonos estridentes cuando deben serlo.