Reseña: “El Cuervo”

: Eder Quintero; 22 Agosto 2024

Reseña: “El Cuervo”

Imágenes: Cortesía Imagem Films

Video: Cortesía Imagem Films

La nueva versión de “El Cuervo”, protagonizada por Bill Skarsgård, es un intento de revivir la icónica película de 1994, pero lamentablemente se queda lejos de capturar la esencia oscura y melancólica que hizo memorable a la original.

Sin la altura de la original

Nadie puede negar el legado de “El Cuervo”. La película noventera, marcada por la trágica muerte de Brandon Lee, se convirtió en un icono del cine gótico. Tres décadas después, Bill Skarsgård toma el papel principal como una sombra tristemente pálida. En cualquier caso y a pesar de ser evidentemente modernizada, la nueva versión transpira una extraña nostalgia noventera que se mezcla con una ambientación ambigua y contrastante.

La premisa se mantiene tal como la conocemos en el cómic y en su primera adaptación cinematográfica, por lo que sobra decir que se nos presenta el asesinato de Erick (Bill Skarsgård) y de su amada Shelly (FKA twigs) para que después él regrese a la vida intentando vengarse de los responsables. No obstante, a diferencia de la obra original, este remake tarda una eternidad en establecer el contexto, lo que resulta en una trama lenta y melosa que lucha por captar la atención del espectador, algo que solo se logra hasta que las secuencias de acción reclaman su anhelado protagonismo.

Un cuervo con rumbo errático

La historia se desvía radicalmente del material original, introduciendo elementos fantásticos que no aportan nada a la trama, mientras que todas las secuencias son invariablemente predecibles hasta llegar a un final igualmente modificado y que para algunos puede resultar insatisfactorio, pero, a decir verdad, es el menor de los problemas. En esta ocasión, los flashbacks que refuerzan los motivos de Eric se sienten torpes y desenfocados, pues pareciera que no es necesario reforzar más lo que se acaba de explicar hasta el cansancio minutos atrás y que, pese a ello, el desarrollo profundo de los personajes principales es vago.

Bill Skarsgård, conocido por su talento en roles oscuros, ofrece una actuación correcta, pero tristemente olvidable. El guion es muy disperso y carece de profundidad, mientras que la dirección impide que su personaje brille como debería. Los demás personajes quedan relegados a roles secundarios; incluso la poderosa y emblemática figura del cuervo es apenas un elemento de fondo en la narrativa, mientras que el lugar en donde Eric se conecta entre los vivos y los muertos es una locación más que no termina de definirse, dejando al espectador desorientado.

Un vuelo fallido en la oscuridad

La fotografía presenta algunos encuadres elegantes, pero muchos otros caen en lo genérico, restando fuerza visual a la película. Los efectos especiales no destacan más allá de las técnicas básicas para el gore, mismo que se percibe como un intento desesperado por compensar la falta de impacto emocional de la historia. El vestuario y maquillaje están bien ejecutados, pero también es cierto que queda expuesto que lo básico de hace décadas a menudo supera a lo rebuscado de lo contemporáneo.

Uno de los aspectos más decepcionantes del remake de “El Cuervo” es la banda sonora. A diferencia de la película original, cuya música marcó un hito en el género, esta nueva versión ofrece composiciones insípidas que pasan desapercibidas. De tal forma, esa historia de amor fuera de lo común entre la tragedia y venganza con aires góticos no logra conectar por ningún lado con el público. Aunque las secuencias de acción aderezadas con gore pueden ayudar a que el interés mejore al final, la película carece de identidad y no logra capturar la magia oscura que hizo de la original un ícono.

En definitiva, esta nueva versión de “El Cuervo” es un intento fallido de reimaginar un clásico de culto. Los más puristas pueden aborrecer los cambios radicales en la historia y el tono, mientras que aquellos que se topan por primera vez con la franquicia pueden encontrar la trama predecible y carente de emoción, terminado por salir ciertamente confundidos de la sala de cine.