Imágenes: Cortesía Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
Promoviendo el derecho a la memoria histórica, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México conmemoró este lunes el 497° aniversario luctuoso de Cuauhtémoc, último Huey Tlatoani del gran imperio mexica, a través de una ceremonia cívica ante su Monumento ubicado sobre Paseo de la Reforma.
Con la usanza de las formalidades militares mexicanas se llevó a cabo los respectivos honores a la bandera y la entonación del Himno Nacional, así como el depósito de una ofrenda floral y una guardia de honor con lo que el Gobierno capitalino recordó aquel 28 de febrero de 1525 en el que el joven mexica fue ahorcado por un supuesto complot en Honduras durante su periodo como prisionero de Hernán Cortés.
Cuauhtémoc, traducido del náhuatl como “Águila que desciende” o “Sol que cae” (siendo esta una metáfora del ocaso del sol y del ocaso del imperio mexica), primo hermano de Moctezuma Xocoyotzin, nació en Tenochtitlan alrededor del año 1500, hijo de Ahuízotl (octavo Tlatoani) y de la ichpocatzin Tlillalcápatl (hija del último señor de Tlatelolco antes de la conquista), educado en el Calmécac recibió una formación militar en el Telpochcalli que utilizó para pelear contra Pedro de Alvarado tras la matanza en el Templo Mayor.
Destacó como guerrero siendo un gallardo general de los ejércitos de Moctezuma, méritos que lo llevaron a ocupar el puesto de Tlacatécatl o encargado de la ciudad de Tlatelolco, en Tenochtitlan, el tianguis más importante de Mesoamérica y el último bastión de la conquista donde el 13 de agosto de 1521 decidió entregarse a los conquistadores después de que Cortés sitiara la ciudad durante 75 días hasta dejar a su pueblo sin alimento ni bebida.
Cuauhtemotzin heredó a través de su palabra florida a todos los mexicanos la gran consigna de Anahuac que versa así: “Nuestro sol se ha ocultado, nuestro sol ha desaparecido y en absoluta oscuridad nos ha dejado, pero mientras permanezca allá en la región del eterno reposo, debemos muy rápido reunirnos, y en el centro de nuestros corazones escondamos todo lo que amamos y consideremos valioso y sabemos cómo un gran tesoro”.
¡Destruyamos…!
Nuestros recintos de energía, nuestros recintos de estudios elevados, nuestros campos de pelota, nuestros recintos para jóvenes, nuestros recintos del canto, que vacíos se queden nuestros caminos y que nuestros hogares nos preserven ahora.
No sabemos hasta cuando nuestro nuevo sol salga. Los papacitos y las mamacitas, que nunca olviden enseñarles a sus hijos, los papacitos con los muchachos, las mamacitas con las muchachas y que les enseñen a sus hijos mientras vivas, precisamente cuan buena ha sido lo que ha sido hasta hoy nuestra amada Anahuac.
Al amparo, la protección y el cuidado de nuestras preciosas energías y como resultado de nuestras costumbres y nuestro comportamiento que recibieron nuestros preciados ancestros.
Y que nuestros venerados padrecitos con empeño sembraron en nuestra esencia.
¡Ahora nosotros…!
Entregamos el encargo a nuestros hijos. Que guarden nuestra escritura y nuestra sabiduría, desde ahora nuestros hogares serán nuestros recintos de energía, nuestros recintos de estudios elevados, nuestros campos de pelota, nuestros recintos para jóvenes, nuestras casas de canto. No olviden informar a sus hijos, intensamente cómo será, cómo se levantará y como su gran destino realizara y como cumplirá su destino
Nuestra preciadísima madrecita tierra Anahuac.
Hoy nos toca sentirnos orgullosos de ser chichimecas, tenochcas, mexicas o anahuacas y sacudirnos el polvo de la historia mal contada para resurgir de las entrañas de la tierra y reivindicar el nombre y el legado de nuestra sangre ancestral dándole honra a nuestros abuelos quienes demostraron valor, honor y entereza para aceptar la moche de Tenochtitlan sabiendo que llegaría el nuevo Sol y ya es que está amaneciendo.
En el acto conmemorativo estuvieron presentes el director general de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Secretaría de Cultura Capitalina, Jorge Muciño Arias, en representación de la titular Claudia Curiel de Icaza; el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Eduardo Alfonso Guerrero, el coordinador del Proyecto de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Raúl Barrera Rodríguez y Jesús Domínguez, integrante del Calpulli Toltecáyotl.