Imágenes: Erick Moreno
¿Alguna vez has sentido simpatía por los crímenes cometidos por alguna figura pública?, o ¿tu mente da vueltas, atrapada en un círculo vicioso de soledad, amargura y culpa? Pues entonces, “La soledad de mi cuerpo” puede ser para ti.
“La soledad de mi cuerpo” se enfoca en el trastorno psicológico de José Ramírez, un policía con rasgo psicótico lleno de traumas, pesares, culpas y sin sabores, que pasa su tiempo en soliloquio tratando de darle orden y sentido a su mundo de ideas con el que tiene que lidiar, pero del que no puede salir, mientras con su monólogo intenta abstraerse de la realidad, misma que tarde o temprano lo empuja a salir para soñar que repara algo en este mundo que no tiene salvación.
Con un planteamiento proyectivo, en el que el personaje principal intenta escapar de su psique para verse reflejado en un sujeto idealizado, que además es figura pública, José Ramírez cavila sobre el infierno que lleva a cuestas el mismísimo Mick Jagger de quien sospecha asesino a su propia esposa e hizo pasar tal evento como un suicidio. José intenta esconderse tras la máscara de Jagger y de sus, según él, sensuales y alucinantes movimientos de baile. La mente resquebrajada de Ramírez cae en una vorágine de auto complacencias y justificaciones para intentar seguir con su fastidiosa vida.
Iniciando con un juego de efectos visuales, una dramatización muy puntual y un espectro sonoro muy adecuado para la escena, “La soledad de mi cuerpo” plantea desde el primer momento que toda la acción a suceder sobre el escenario es un delirio del personaje y una proyección de su locura y de su demencia con la que han tenido que lidiar las mujeres que han pasado por su vida, en la que evidentemente ha existido violencia desmedida, así como un trato misógino y deplorable por parte del señor Ramírez, que es un rostro en el que se ven proyectados muchos que van por las calles circulando libremente y que aterrorizan a sus mujeres o las desaparecen violentamente.
Más que una obra de entretenimiento, es un ejercicio de revisión social y una intervención psicológica tipo Cámara de Gesell en donde se ve actuar a un sujeto sin que repare en ver que se le está observando y donde puede expresar sus ideas y su forma de vida al natural, por lo que ayuda mucho a esclarecer el estrato psicológico que presenta un sujeto con características psicóticas altamente marcado por las heridas de infancia, que, pese a no haber recibido golpes de parte de su padre, muy bien aprendió de él y del contexto sociocultural a demostrar sus afectos hacia las mujeres de manera violenta y hasta sádicamente.
“La soledad de mi cuerpo” uso de material audiovisual y multimedia en un escenario muy íntimo en el Espacio Urgente 2 del Foro Shakespeare, lugar en que se presentará por una corta temporada hasta mediados del mes de julio con dos funciones los días domingo, 17:00 y 20:00 horas.