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Video: Cortesía Future Friends Games

“Lonely Mountains: Snow Riders” llega para Xbox Series X|S y PC invitándonos a conquistar las gélidas montañas en descensos de esquí ofreciendo horas de diversión y desafíos.

De las bicicletas a los esquís

“Lonely Mountains: Snow Riders” es la secuela de “Lonely Mountains: Downhill” (2019), desarrollado por Megagon Industries. De tal suerte, el juego conserva la misma idea, pero cambiando las bicicletas y las montañas secas por esquís y un terreno helado. Bajo este entendido, esta entrega ofrece una experiencia tan divertida como la anterior, aprovechando una estética minimalista y un gameplay basado en física que nos permite aprovechar el descenso libre a lo largo de diferentes montañas, con sus respectivos e inesperados caminos.

Desde el primer momento, “Lonely Mountains: Snow Riders” nos invita a personalizar la experiencia con opciones aparentemente básicas, pero que eventualmente va creciendo en oportunidades, sobre todo en cuanto a accesorios como cascos, mochilas y los propios esquís, siendo un aliciente para la progresión al superar desafíos para obtener copos de nieve, la moneda del juego. A pesar de que los modelos de los personajes optan por una estética poligonal, el juego ofrece algunas características como tipo de cabello, color de piel, barba y hasta voz.

Tus esquís y tu estilo

Existen dos diferentes controles con el objetivo de adaptarse mejor a la experiencia de cada jugador; de tal forma, contamos con una dirección con relación al eje de nuestro personaje y otra con respecto a la posición de la pantalla, la cual se mantiene siempre bajo una misma perspectiva isométrica panorámica, jugando con el zoom que permite una visión amplia del entorno. Vale muchísimo la pena probar con ambos para encontrar el que mejor satisfaga el estilo de cada jugador ya que, de inicio, puede costar un poco de trabajo acostumbrarse.

Podemos impulsarnos apoyándonos con los bastones; desde luego, no se trata de dejar presionado el gatillo como si fuera un acelerador, sino tomar una velocidad que permita una caída controlada. De la misma forma, podemos agacharnos para obtener mayor velocidad en ciertas pendientes y aprovechar algunas rampas realizando saltos para superar obstáculos, sacar ventaja de atajos o solo para lucirnos con algunas piruetas, estas sí muy al estilo de cualquier otro título del género. Por cierto, durante un salto podemos ejecutar un agarre de seguridad de esquí.

Sin duda, “Lonely Mountains: Snow Riders” saca beneficio de los más mínimos detalles para que la experiencia sea lo más genuina posible. Existen lagos congelados en los que deslizarnos es más sencillo, aunque sin un control pleno; por otro lado, las zonas con nieve más profunda pueden amortiguar caídas, pero la velocidad se ve reducida significativamente. Claro que no está exento de algunos desperfectos menores que no afectan la experiencia de juego.

Sencillez y belleza de las montañas

La mayor fortaleza de “Lonely Mountains: Snow Riders” se encuentra en el diseño de los escenarios. Aunque solo cuenta con tres montañas en su juego base, con posibilidades a crecer como sucedió en “Lonely Mountains: Downhill”, la libertad que ofrece para encontrar alternativas de ruta orilla a que cada descenso sea ciertamente diferente, motivándonos a encontrar nuevos caminos en cada viaje. Las sorpresas no faltan puesto que, así como podemos terminar embarrados en una roca, en otro intento esta misma nos puede salvar con un rebote inesperado.

Los atajos son la clave para alcanzar los mejores tiempos y, con ello, superar los desafíos propuestos. Cada pista está llena de rutas alternativas, desde senderos estrechos entre árboles hasta saltos arriesgados sobre rocas. Descubrir estos caminos es tan gratificante como desafiante, y añade una capa de exploración que mantiene el juego fresco incluso después de múltiples carreras, lo que favorece el rejuego con el afán de mejorar incluso para competir en línea contra otros jugadores.

Soledad en las alturas

“Lonely Mountains: Snow Riders” no tiene una narrativa intrincada, la historia es el propio jugador y su relación con la montaña. No existen diálogos más allá de las reacciones del personaje, ni escenas cinemáticas, solo el sonido del viento, el crujir de la nieve y el desafío constante de mejorar los récords y descubrir atajos. Esto genera mucha profundidad a nivel de habilidad y exploración; una auténtica bocanada de aire fresco con modos de juego individual y multijugador. Lamentablemente, al solo contar con cuatro montañas, se puede volver repetitivo tras varias horas.

“Lonely Mountains: Snow Riders” cuenta con dos opciones para perdernos solitariamente en las montañas. El primero de ellos es el Modo Individual en el que debemos completar las pistas de cada montaña para desbloquear las subsecuentes, además de ganar experiencia para subir de nivel y desbloquear otros equipamientos, cada uno con sus propias características. Debemos superar desafíos en cuanto a tiempo y cantidad máxima de choques; al cumplir los tres objetivos propuestos, se desbloquea una pista negra cuya dificultad es ligeramente mayor. Cabe mencionar que, a lo largo de nuestro camino, encontramos check points para reaparecer ahí si ocurre algún accidente, sin que esto afecte el tiempo.

Si bien puede parecer que los recorridos son sencillos, podemos quedar atorados en uno que otro escenario generando una que otra frustración, lo suficientemente medida que nos pica en el orgullo para volverlo a intentar una y otra vez. Por tal motivo, con el afán de que podamos ganar mayor experiencia hasta dominar cada una de las pistas, existe un Modo Zen en el que todas las montañas están disponibles de inicio para explorarlas con libertad y sin presiones, permitiendo colocar puntos de reaparición a nuestro placer.

Diversión competitiva y cooperativa

“Lonely Mountains: Snow Riders” brilla con sus posibilidades multijugador online al ofrecer opciones competitivas y cooperativas hasta para 8 jugadores simultáneos con crossplay incluido. En el Modo Carrera el objetivo es tan claro como obvio: Ser el primero en cruzar la meta siguiendo los mismos lineamientos que el Modo Individual. Realmente resulta todo un gozo ver a todos los personajes deslizándose, dando como resultado partidas sumamente divertidas y entretenidas.

El Modo Equipo ofrece una alternativa mucho más elaborada en el que, como su nombre lo dice, los jugadores conectados forman un equipo con el fin de obtener puntos y así conseguir recompensas adicionales tras superar cada una de las tres etapas. Los puntos se obtienen al recorrer sin chocar el circuito, pero también al hacer algunos trucos como piruetas en el aire, esquiando de espaldas o deslizándose sobre el agua. Además, se genera un multiplicador cuando los miembros del equipo permanecen juntos.

Para fortalecer la estrategia, en el Modo Equipo, los miembros pueden colocar una bandera de reaparición desde la cual los demás pueden continuar su avance tras una caída, misma que provoca la pérdida de los puntos del jugador en cuestión, pero sus compañeros pueden rescatarlo para salvar su “botín”. Lamentablemente, aunque es uno de los modos más satisfactorios, no es tan factible encontrar a muchos jugadores conectados, al menos a la fecha de este análisis.

Mundo natural y minimalista que atrapa

El apartado gráfico de “Lonely Mountains: Snow Riders” es sencillo, pero cumple con su función de representar entornos gélidos y montañosos con variedad en la ambientación dando como resultado que cada montaña tenga su propia personalidad, mientras que los modelos poligonales de los personajes nos hacen recordar aquella generación de 32 y 64 bits. La posibilidad de elegir entre cuatro resoluciones en Xbox Series X|S permite priorizar el rendimiento o la calidad visual según las preferencias de cada gamer, pero evidentemente no se saca el mayor a la potencia de la generación actual. Por otro lado, la interfaz se presenta de forma limpia y contundente, aunque no tan intuitiva como podría esperarse.

El diseño de sonido de “Lonely Mountains: Snow Riders” se centra en la recreación de una atmósfera natural y sutilmente envolvente. Los sonidos ambientales, como el viento gélido, el canto de las aves y el deslizamiento de los esquís ayudan a sumergirnos en el entorno añadiendo realismo a la experiencia de juego. La ausencia de música como tal refuerza la sensación de soledad y libertad en la montaña. Como es fácil de imaginar, el audio recae íntegramente sobre los altavoces frontales.

No existen audios hablados, pero sí se incluyen algunas voces como reacción a golpes de los personajes, por ejemplo. En todo caso, todos los textos en pantalla han sido localizados al español, inglés, turco, chino, francés, alemán, italiano, japonés, coreano, polaco, portugués y ruso; sin embargo, hay algunos que no han sido traducidos.

Un descenso gélido lleno de adrenalina y libertad

“Lonely Mountains: Snow Riders” es un juego que requiere precisión, paciencia y práctica en un justo nivel para mantenernos enganchados en todos sus modos de juego, ya sean locales o en línea, con el afán de competir o meramente de pasear relajadamente a lo largo de una montaña. Aunque sus opciones de personalización están lejos de ser las ideales, le dan un toque suficiente para probar nuevos atuendos.

En definitiva, “Lonely Mountains: Snow Riders” logra capturar la esencia del esquí de montaña, ofreciendo una jugabilidad adictiva y una ambientación que nutre el agradable nivel de exploración, desafíos y personalización desembocando en una experiencia adictiva. De manera individual, el juego nos reta constantemente a superar récords, ya sean los propuestos para cada pista o bien los de la clasificación global, estimulando la competencia y la superación personal de manera gratificante.

“Lonely Mountains: Snow Riders” ya se encuentra disponible para Xbox Series X|S y PC.

Detalles de Lonely Mountains: Snow Riders

Pros y Contras de Lonely Mountains: Snow Riders

Reseñado en: Xbox Series X gracias a un código otorgado por Future Friends Games.

Trailer de Lonely Mountains: Snow Riders