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La relatividad del tiempo siempre ha sido una de las más grandes teorías y sumándole la posibilidad de universos paralelos se puede crear una propuesta bastante interesante como lo hace “Llamada siniestra”.
Mary Kee (Rachelle Lefevre) acaba de obtener su divorcio y se muda buscando retomar su vida tranquilamente; sin embargo, tan pronto llega a su nuevo hogar, recibe una llamada misteriosa de Rose (Lorna Raver), una mujer atormentada por un amor recién llegado de la guerra de Vietnam y que asegura vive en la misma casa que Mary, quien niega categóricamente esa posibilidad, pues el final de dicha guerra ha sucedido mucho tiempo atrás.
Rose no se da por vencida tan fácilmente, por lo que continúa llamando a Mary una y otra vez descubriendo poco a poco que, al parecer, los tiempos se han mezclado por alguna extraña razón y las acciones de Mary han sido factor para cambiar el destino de Rose, quien a su vez parece poder manipular, desde el pasado, el presente de Mary y de sus seres cercanos como John Guidi (Stephen Moyer), con quien comienza una relación tratando de olvidar a su expareja.
La propuesta de “Llamada siniestra” ciertamente es muy interesante, con una trama pocas veces explorada de la manera en que lo lleva a cabo, entendiendo que es muy complicado manejar historias en el que el encuentro de diferentes tiempos son factores entre sí. El toque de suspenso es moderado antes de llegar al punto clímax que nos dejará cavilando sobre qué tan oportuno es dar un consejo a alguien que no se conoce y, por ende, puede traer consecuencias mortales.