Imágenes: Cortesía
Explorar nuestros miedos nos lleva a conocer habilidades que nunca creímos tener pero que nos dan la fuerza para vencer toda dificultad que se nos presenta. Demostrar a la infancia que todo es posible si empiezan a creer en ellos mismos es la misión de “Pequeña Bruja”.
“Pequeña Bruja” es un montaje vanguardista que nos sumerge a un mundo mágico lleno de emociones. Ella es una niña tímida que tras la tragedia de perder a su madre y caer en las manos de su enemigo el ogro, deberá atravesar (junto con su enigmático gato) las peripecias que conformarán su identidad, siempre y cuando asuma la responsabilidad de las decisiones que tendrá que tomar, entre ellas está negociar su libertad y comprender que a veces se pierde lo que se ama.
Esta pieza del dramaturgo canadiense Pascal Brullemans, es traducida y dirigida por Violeta Sarmiento, fundadora de la compañía teatral Instituto Magia, que desde 2015 estableció un vínculo con la dramaturgia canadiense en lengua francesa. La directora de la puesta en escena conoció este texto durante el encuentro Dramaturgies en Dialogue al que fue invitada por los organizadores en Montreal, el CEAD (Centro de Autores Dramáticos de Quebec) en calidad de productora, traductora y actriz en agosto de 2018.
“Pequeña Bruja” fue nominada para el premio Louise-LaHaye como mejor obra para público joven, y el premio Michel-Tremblay como mejor obra para todo público, siendo la primera vez que un texto es nominado para ambas categorías.
En esencia aborda el tema del empoderamiento en la infancia. Pero la magia no solo se limita a la historia, sino que también se encuentra sobre el escenario donde se logra crear un universo sensorial y genuinamente incluyente, fusionando armónicamente la música en vivo, el canto y la danza.
Puntualizando lo anterior, la músico Mariana Chávez-Lara (encargada de la música original y diseño de audio) participa durante el transcurso de toda la puesta con flauta y saxofón en vivo, creando ambientaciones sonoras que acentúan acciones específicas, personajes y sentimientos, a manera de que todo momento sea perceptible para personas con discapacidad visual.
Dado que la protagonista de la obra habla poco, pero en toda la historia se habla de ella, Pequeña Bruja no solo se comunica de manera oral, en ciertos momentos también utiliza la Lengua de Señas Mexicana (LSM).
Para la preparación del elenco en este ámbito, se contó con la labor de los intérpretes traductores Érika Ordóñez y Noé Romero.
Dentro del encanto del montaje también se concibe el desarrollo de un lenguaje expresivo a partir del uso de mudras o gestos con las manos y el cuerpo a través de la coreografía de Sak Nikté Romero, bailarina de la técnica odissi, danza de la India que se caracteriza por la significación creativa del gesto y el lenguaje corporal. Al igual que la LSM, los mudras son una herramienta que trasciende las fronteras de la lengua, ya que puede ser leída de manera inmediata al condensar ideas complejas en signos específicos que son reconocidos en las culturas más diversas.
La interrelación entre las áreas creativas de diseño de vestuario, maquillaje y peinado conforman una estética tipo victoriana con un toque gótico. Los personajes habitan la ficción en un espacio abstracto conformado por módulos y así, los gestos corporales junto con el diseño de atmósferas sonoras, conducen la ficción hacia los tres escenarios que plantea la dramaturgia: el pueblo, el bosque y el castillo del ogro.
Violeta Sarmiento ha sido una buscadora constante de la expresión por diferentes vías, lenguas y lenguajes, comenzando desde la traducción de la dramaturgia en escrito y, a su vez, reinterpretándola en música, canto y danza, como reto profesional debido a su formación interdisciplinar.
Ella declara que su producción anterior, fue un precedente para la creación de “Pequeña Bruja”, “en Iris hace sala comencé a explorar las palabras que se repetían utilizando el cuerpo para transmitir conceptos y fortuitamente una persona que fue a ver la obra me dijo que parecía estar hablando en lengua de señas. A raíz de ahí entre en comunicación con los interpretes que han asesorado a todo el elenco y desde el principio se estableció abrir un canal de transmisión que no sea al 100% para el público sordo, pero sí dar esa visibilidad y que la gente sepa expresar al menos unos cuantos conceptos con las manos, por ejemplo: bosque, noche, monstruos, bruja… Y es un poco esto lo que queremos compartir con el público: las distintas maneras de expresión”. También comenta que paralelamente descubrió que la obra es totalmente accesible para personas con discapacidad visual porque está estructurada como una narración.
En el reparto se encuentra Mariana Gajá como Bruja Mayor; “Pequeña Bruja” es interpretada por Paulina Álvarez. Xóchitl Galindres como la Joven Cazadora y narradora. El personaje de Ogro está a cargo de Abel Ignacio Hernández.
En la asistencia de dirección se encuentra Mariana Vázquez. Patricia Gutiérrez: diseñadora de escenografía e iluminación. Mariana Gandía: diseñadora de vestuario. Maricela Estrada: diseño de maquillaje y peluquería. Raúl Morquecho: producción ejecutiva. Bárbara Roiz: asistencia de producción. Zoombie Films: foto y video. Sandra Narváez se encarga de la difusión. Mariana Vázquez: redes sociales. Imagen del cartel: Paulina Álvarez; Instituto Magia: producción general. Composición de la canción Flor Mágica: Mariana Chávez-Lara y Violeta Sarmiento.
La edad recomendada es a partir de los ocho años. “Pequeña Bruja” se llevará a cabo en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque los días sábados y domingos a las 12:30 horas, del 14 de mayo al 3 de julio. Los boletos tienen un costo de $80 pesos mexicanos y se pueden adquirir en las taquillas del recinto o a través del sistema Ticketmaster.