Imágenes: Cortesía
“No todas viven en Salem” (teatro de brujas para conjurar objetos) es la sexta creación de la compañía Caracola Producciones y la culminación de su ciclo “Perspectiva de género y el teatro de imagen”.
El montaje se realizará del 19 de agosto al 11 de noviembre, los viernes a las 20:00 horas, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
Una mujer poderosa es una bruja. En un tiempo se dedicaron a matarlas. No hay manera de saber el número exacto de cuántas murieron en la hoguera. Las brujas les daban mucho miedo; y en esta obra se invocan tres historias sobre mujeres de diferentes épocas, edades y lugares que, según la sociedad, eran demasiado fuertes. Quizá, al escuchar sus relatos, el público se dará cuenta que la persecución no ha terminado del todo.
A manera de collage escénico se desarrollan las historias de Alice, bruja-niña inserta en los procesos de finales del siglo XV en Europa; Tituba, bruja-esclava y primera acusada en los juicios de Salem de 1692; y Katherine, bruja-escritora que forma parte del gran movimiento feminista de 1968.
Se trata de un espectáculo dirigido a audiencias jóvenes y adultas que recurre a distintas técnicas del teatro de títeres, así como a la animación multimedia, para reflexionar en torno a la primera ola de feminicidios documentados históricamente: la cacería de brujas. Esta obra, inspirada en la lectura de documentos históricos y de teoría de género, traza un panorama general sobre la construcción y eventual revaloración del arquetipo de la bruja como símbolo de diversos movimientos feministas.
De acuerdo con la escritora Silvia Federici, “la caza de brujas contribuyó a destruir el poder social de la mujer y desvalorizarla como sujeto”. La también activista asegura que actualmente, bajo el sadismo de los feminicidios, se vive una segunda cacería de brujas, perpetrada con dispositivos modernos para la tortura y la muerte. Estos temas constituyen el centro de reflexión que concierne a No todas viven en Salem, una puesta para construir conjuros colectivos.
La puesta en escena ofrece una experiencia estético-visual que alimenta el discurso lúdico y simbólico de la obra. El espacio de representación consiste en una pantalla de proyección digital y de sombras en forma de luna, y un escenario que adopta la forma de un tablero de ouija, del que se despliegan teatrinos en técnica pop-up de mediano formato para crear diversas composiciones espaciales.
La magia de esta obra es posible gracias a un equipo creativo compuesto por: Elvira Cervantes, Karina Miranda y Daniela Rodríguez en el elenco (con la alternancia de Rebeca Roa y Reneé Sabina). La dirección y la producción general corren a cargo de Gina Botello; la dramaturgia es de Jimena Eme Vázquez; la producción ejecutiva es de Alex Moreno del Pilar; la realización y el diseño son de Daniela Villaseñor, Alejandra Flores Alonso y Leo Otero; el diseño de imagen y las redes sociales son de las Bien chicles; el diseño de iluminación va por la cuenta de Sebastián Solórzano; Gabriela Gómez Meza en el diseño de multimedia; Joel Cárcamo en la fotografía y video; la ejecución y realización de iluminación de Alberto Salvador Avelar; la edición sonora de Luis Ángel Pimienta; y la realización de vestuario de Liliana Carolina López.
Se invita a las y los espectadores a acercarse al caldero del Foro La Gruta, del 19 de agosto al 11 de noviembre, los viernes a las 20:00 horas. El costo de los boletos es de $260 pesos mexicanos. Esta puesta cuenta con dos fases de preventa: la primera del 50% de descuento hasta el 7 de agosto; la segunda del 30%, válida hasta el 18 de agosto. Las localidades pueden adquirirse en las taquillas del Centro Cultural Helénico o en su página web.
Se le recuerda al público que las funciones están supeditadas al semáforo epidemiológico de la Ciudad de México. Se exhorta a las y los espectadores a acudir con responsabilidad y quedarse en casa si presentan algún síntoma (dolor de cabeza, garganta o temperatura superior a 37.5 grados).