Imágenes: Erick Moreno
El director Brendan Healy, el director residente Antonio Peña, así como los actores Ana de las Flores y Misha Arias de la Cantolla, la productora general Jennifer Soler, Raquel Araujo y la coreógrafa Vivían Cruz, presentaron la obra “Costes Hundidos”.
Los participantes afirmaron que fue un proceso que partió del contexto canadiense y mexicano, en el que se hace una gran mezcla y encuentro entre las dos culturas, dando espacio a mirar lo interesante que es todo lo que sucede dentro de la cultura situándose en 1988, después del “fraude electoral” en México, donde la acción teatral ocurre en Texas. El director afirmó que le fue difícil encontrar sobre estos datos, aun buscando en fuentes oficiales y revisando lo que la gente conoce, así que todos fueron aportando información; y es justo esto lo que le da color y textura a este espectáculo.
Lo que más se desea al ser testigos de “Costes Hundidos” es que la gente piense que es una visión de un canadiense; se trata de una visión externa, alejada de la perspectiva de los internos, pues los compatriotas mexicanos comparten una postura desde el enojo. Al ser su versión del exterior, lo hace más central, pura, honesta sobre lo que dejó escrito Eduardo Castañeda, realizador del texto tras ser seleccionado en la convocatoria de Dramafest. Éste es un estreno mundial.
En “Costes Hundidos” se representa a dos mexicanos meseros en medio de la campaña de J. Bush padre, donde se permite ver a México en la actualidad desde aquella época, repensar la historia y los “mexicos” posibles, que es justo lo que se busca, apuntó el director: Que existan encuentros con dramaturgias punzantes que posiblemente no se verían sino hasta que se publicaran muchos años más tarde, lo que es una gran oportunidad el poder ver esta puesta en escena.
La forma de conectar 1988 con el año 2023 y revisar los problemas de migración, que se mira como caos en México, en donde hay una necesidad de sentir un hogar, hace que estos personajes migrantes no se sientan parte de sí mismos en su hogar, éste siempre ha pertenecido a México; esto trata del deseo de anhelar una casa y de no poder estar en ella, subrayó Misha.
Ana comentó que su personaje es afromexicana, con doctorado y etnóloga; en un encuentro de dos mexicanos en un mismo espacio y tiempo, en un proyecto del que se siente muy honrada, pero con enorme responsabilidad de hacer este personaje. Agregó: “Hemos sido invisibilizados; antes solamente se hablada de nosotros que fuimos esclavos, ahora ya se habla más sobre la cultura afroamericana, aquí estamos y resistimos”. Manifestó que estas narrativas que presentan a quienes son minimizados en medios de comunicación hegemónicos son una visión pobre y muy carente de verdad, pero en colectivo se ha logrado expresar con narrativas, con historias que dan visibilidad. La actriz es afro ñañí (afro indígena).
Canadá y Chihuahua realizan un encuentro en esta historia de Ricardo, un mexicano con ascendencia franco alemana que, por diferentes circunstancias, se encuentra a Elisa y de ahí se disparan muchas cosas con distintos contextos como las comunidades LGBT+, el VIH y más temas que nos recuerdan lo que sucede con la humanidad, cómo se veían las cosas antes y ahora; es una historia que se hace compleja, sumado a música, canto y baile en tan solo 10 funciones de jueves a domingo desde el 10 hasta el 25 de noviembre. Jueves y viernes 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas, para mayores de 15 años, en el Teatro El Galeón Abraham Ocerasky.
Indudablemente, las artes tienen que ser eso que rasga aquello que naturaliza todo; ese dispositivo que naturaliza y nos dé un lente que pueda revisar estos temas. Entre ellos, se habla de la esperanza en esta obra. Es algo que el equipo de “Costes Hundidos” quiere y desea, hablando de las cosas que se han vivido, en donde se pueda realizar las preguntas: ¿Hay futuro en México? o ¿Qué futuro tendrán los hijos? El teatro nos sirve para cuestionarnos, para abrir brechas, para que haya puntos de encuentros y debate, sentenció el director.