Imágenes: Gou Producciones | Bobo Producciones
Gou Producciones y Bobo Producciones nos recuerda que “La vida es mejor cantando” y qué mejor que con canciones de Timbiriche, agrupación que, al paso de las décadas, se mantiene como un referente de la cultura mexicana, pero también es cierto que su etapa infantil no había tenido tanta exposición como la juvenil y adulta.
Multiverso teatral y musical
“La vida es mejor cantando” es presentado por “Mentiras: El Musical”, lo que parece ser un parteaguas en la moda del Multiverso, pero ahora en teatro. De tal forma, los actores de “Mentiras” tienen participación en esta producción interpretando a otros personajes.
“La vida es mejor cantando” se enfoca en los primeros 4 discos de Timbiriche (“Timbiriche”, “La Banda Timbiriche”, “La Banda Timbiriche: En Concierto” y “La Banda Timbiriche: Disco Ruido”). La obra se desarrolla en dos actos y cuenta dos historias, apoyándose en un viaje a través el tiempo. Durante el presente, conocemos a Micky (Ilay Perales), un adolescente que sueña con ser músico pese a que su papá no está para nada de acuerdo. Tras un malentendido en la escuela, Micky y su compañera Chispita (Marián Guzmán) se encuentran con un tocadiscos, un misterioso gato (Ángel Enciso) y un LP de acetato; al reproducirlo, comienzan un viaje al pasado.
Como espectadores, Micky, Chispita y el Gato Rocanrolero descubren la historia de Sasha (Farah Justiniani), Benny (Héctor Osobampo), Mariana (Ana Sofía Cordero), Diego (Mateo Ramírez), Alix (Andrea Álvarez) y Paulina (Samantha Sezibwa), seis jóvenes que cruzaron sus caminos para formar un grupo musical a pesar de diversos obstáculos. Ciertamente el primer acto se siente un poco saturado dada la cantidad de la información de las dos historias, pero sirve para cimentar adecuadamente el camino a un segundo acto por demás emotivo y aleccionador tanto para chicos como para grandes.
Y la fiesta comenzó
Los temas tan conocidos de Timbiriche sobreviven gratamente a través del tiempo y hoy se escuchan más vigentes que nunca con letras inocentes, pero profundas que caben en temas contemporáneos. Desde luego, los arreglos no se hacen esperar, pero son tan sutiles que las composiciones originales lucen con suma naturalidad. Es cierto que es una obra de teatro, pero es fácil que los espectadores estén cantando desde su corazón.
Por su parte, el escenario brilla con las diferentes locaciones logradas con escenografía movible y un importante juego de luces que invariablemente revisita el amarillo y azul para resaltar los icónicos colores de La Banda Timbiriche. Por si fuera poco, una gran cantidad de tubos de luz forman las inconfundibles casillas del juego de mesa que dio nombre al legendario grupo; un verdadero agasajo a la vista.
Es el rock del amor
La obra presenta una buena dosis de inclusión que, en su mayoría, funciona adecuadamente; aunque es justo acotar que los diálogos enfatizan algunas cosas pensando seguramente en el público más pequeño, pues el adulto puede asumirlo sin necesidad de reforzarlo.
Claro que la obra no está libre de polémica en este renglón dado que, si bien es una historia que está inspirada en personas reales, lo cierto es que es evidente un cambio radical para el casting del personaje ‘Paulina’ (basado por obviedad en Paulina Rubio) y que, incluso más allá de dar cabida a nuevos talentos, se puede interpretar como burla ante las propias líneas del guion.
La pregunta ante este cambio es: ¿Qué sucedería si en una obra inspirada en Onda Vaselina (OV7) se reimaginaran los rasgos de los personajes basados en Kalimba y/o M’balia, cuya brillante trayectoria no ha dependido de su físico en absoluto?
La vida es mejor cantando con Timbiriche
La obra no solo incluye el evidente homenaje a los seis miembros originales (a Erik ni se menciona), sino que igualmente se recurre a guiños del entrañable “Juguemos a Cantar”, así como la aparición sorpresa de grupos y solistas infantiles de los 80’s. Como dato curioso, alguna vez, el grupo Pandora reveló que sus talentosas integrantes tuvieron cierta participación en las grabaciones de los pequeños Timbiriches; por coincidencia o como un extraordinario detalle, la única canción fuera de contexto es precisamente una de dicho trío femenino.
“La vida es mejor cantando” es una obra que toca las fibras de los fans de Timbiriche de toda la vida, pero también es cierto que es una obra por demás familiar con tintes fantásticos que los niños pueden recibir con los brazos abiertos, algo verdaderamente útil en los tiempos actuales en los que los valores se han visto mermados y la música se ha prostituido. Es una excelente manera de presentarles a los más jóvenes propuestas más amigables y familiares, tanto del trato personal como del desarrollo profesional. Ciertamente podríamos definirla como una obra infantil con tintes juveniles imperdible para los chavorrucos.
“La vida es mejor cantando” se presenta en el Teatro Aldama los sábados y domingo a las 11:00 y 13:30 h. Los boletos se pueden conseguir en taquillas del teatro y a través del sistema Ticketmaster con un precio desde los $350.00 hasta los $1,850.00 más cargos por servicios.