Imágenes: Cortesía
El pasado 5 de agosto, Patricia Guerra, de 51 años, concluyó en grande uno de los capítulos de la historia del deporte mexicano al rodear la isla de Manhattan nadando y cruzando sus 20 puentes.
Abanderando la causa cualitativa 50 + 1: 2023 “Si yo puedo, cualquier mujer puede”, la nadadora de aguas abiertas, originaria de la Ciudad de México, cierra con broche de oro una trayectoria deportiva de más de 20 años en un momento donde entra en la cúspide de su vida para derribar el mito de las mujeres no están iniciando una etapa de decadencia a partir de los 50 años, sino a una edad dorada en la pueden seguir alcanzando metas y sueños en cualquier aspecto de sus vidas.
Patricia Guerra se lanzó a las aguas neoyorkinas para nadar una distancia de 46 kilómetros. El desafío de rodear la emblemática isla que, a su vez, es uno de los centros neurálgicos de la economía, la moda, las artes y un sinfín de tendencias a nivel mundial, nadó durante 7 horas, 57 minutos, 12 segundos llevando a cuestas no sólo una causa, sino también el nombre de México y un legado deportivo que la posiciona entre la lista de las mujeres mexicanas más relevantes de nuestra historia.
“Esperábamos hacer entre 8:30 hrs y 9 hrs. Logré bajar un poco el tiempo y estoy muy feliz de este gran cierre de mi carrera deportiva como nadadora”, expresa satisfecha y añade. “Cuando llevábamos 7 hrs, en el abastecimiento de alimento, Álex Arévalo, el kayaquista mexicano que me acompañó en todo momento durante este último desafío, me dijo que si le metía velocidad a las brazadas podía romper la barrera de las 8 hrs. Comencé a nadar más rápido y se logró el reto”.
En el inicio, tuvo que detener el nado por la llegada de dos ferries que venían de la Estatua de la Libertad. Sin embargo, el cronómetro seguía corriendo. “En estos casos, te quedas flotando sin tener contacto con nada para no perder la validez oficial del desafío”, precisa.
Las condiciones de nado fueron muy positivas. La corriente del río Hudson fue a favor. “Cuando entré al río Harlem, me tocó tranquila su corriente, pero al regresar nuevamente al Hudson todo comenzó a moverse un poco más”, recuerda con satisfacción.
Dentro este último nado profesional, también se lleva la experiencia del entorno que la rodeaba, “es increíble ir atravesando los 20 puentes de Manhattan por debajo y, a lo lejos, muy a lo lejos, encontrarse nuevamente con la Estatua de la Libertad”.
El pasado 8 de julio, Patricia Guerra rompió el récord mundial de la atleta femenina en cruzar en menor tiempo, de continente a continente, el Estrecho de Gibraltar, partiendo de Cádiz y llegando a Marruecos con una marca de 2 horas, 43 minutos, 04 segundos. Con este marcaje, también ostenta el récord mexicano de atletas que han cruzado esa porción marítima.
A lo largo de su trayectoria deportiva, Patricia Guerra ha encarado grandes retos en aguas abiertas. En 2005, formó parte del primer relevo mexicano en realizar un cruce doble, Inglaterra - Francia - Inglaterra, en el Canal de la Mancha. En 2007, estuvo a 400 metros de completar el cruce del Estrecho de Magallanes cuando repentinamente fue atacada por una tonina, especie cetácea de las aguas frías del hemisferio sur, que la dejó postrada con múltiples fracturas por todo el cuerpo y con la expectativa médica de no volver a caminar. La fuerza de su voluntad no sólo la llevó a caminar sino a retomar la vida de la natación en aguas abiertas, asumiendo el compromiso de nadar, en lo sucesivo, siempre a favor de una causa para retribuirle a la vida esa segunda oportunidad.
Entre su legado histórico, Patricia Guerra también marcó tendencia en ser la primera persona en la historia en nadar desde la isla de Cozumel a la Riviera Maya, abriendo una puerta para que otros atletas lleven a cabo esa travesía.
Para apoyar las causas nobles, Patricia Guerra creó un sistema de recaudación de fondos en donde, a lo largo de los años, ella puso la voluntad, el esfuerzo físico y el amor a la causa, a través de la venta al público en general de cada una de sus brazadas en alguna travesía. Fue así que contribuyó con la salud en equipamiento y tratamientos para el combate del cáncer de mama, la dotación tecnológica y educativa para niños mexicanos con ceguera, entre otros programas destinados a la infancia más necesitada y sectores vulnerables.
En lo futuro, la vida productiva de Patricia Guerra no concluye en los mares. Sus conferencias motivacionales y coaching seguirán activos e inspirando a miles de personas que seguirán asistiendo a escuchar para nutrirse con sus testimonios de vida.