Imágenes: Cortesía Marvel Studios | Disney

Video: Cortesía Marvel Studios | Disney

“Thunderbolts*” reúne a un grupo de inadaptados en una misión que los obliga a enfrentar sus propios demonios. Yelena Belova, Bucky Barnes, Guardián Rojo, Ghost y John Walker forman una alianza inesperada en medio de una amenaza de proporciones inimaginables.

El MCU redescubre su esencia con un equipo disfuncional

La trama comienza presentando a cada miembro de este peculiar equipo de inadaptados, con un énfasis en Yelena Belova (Florence Pugh), para luego enfrentarlos en un elaborado plan de Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), quien busca crear una alternativa a los Avengers a través del siniestro Proyecto Sentry. Sin embargo, la amenaza real tarda en emerger, dejando una primera mitad con poca progresión argumental más allá de la presentación de los personajes.

El gran mérito de la película reside en tomar personajes secundarios y construir un producto dinámico con secuencias de acción bien ejecutadas, aunque la propia narrativa reconoce que su mayor logro como equipo es la mera unión ante la adversidad con la fuerza necesaria para… ¿sostener una enorme roca? En cualquier caso, es justo señalar que este grupo enfrenta a uno de los villanos más poderosos que nos ha mostrado el MCU, algo que finalmente se agradece tras muchas fallas en este renglón durante las últimas entregas.

De promesas rotas a segundas oportunidades

“Thunderbolts*” emerge como una de las propuestas más sólidas del Universo Cinematográfico de Marvel en los últimos años, aunque no por ello aspire necesariamente a la cima de las mejores. La película logra un equilibrio entre el humor característico del MCU y una dosis de acción atractiva, aunque, a veces, lo absurdo desinfla la tensión. Con el afán de dar segundas oportunidades para cada uno de los personajes y con un tono más oscuro que la fórmula Marvel habitual, el filme se beneficia de locaciones reales y efectos prácticos, sin olvidarse de un muy funcional CGI como complemento, regresando así a la alta calidad esperada del MCU y creando un espectáculo visual convincente.

Uno de los mayores logros del filme es mantener cohesión entre personajes tan diferentes, aunque eso signifique sacrificar profundidad en su construcción. El desarrollo de los personajes, a pesar de su naturaleza inherentemente disfuncional, es uno de los puntos fuertes de la película. Florence Pugh reafirma su compromiso con Yelena, entregando una actuación destacada. Sebastian Stan ofrece una versión más relajada, pero efectiva de Bucky Barnes. David Harbour y Wyatt Russell aportan profundidad a Guardián Rojo y John Walker, respectivamente, mientras que Hannah John-Kamen realiza un regreso impactante como Ghost. No obstante, la verdadera revelación del filme es Lewis Pullman, cuyo personaje (Bob) resulta mucho más intrigante de lo que aparenta.

Cohesión en medio del desorden

Con música que arropa adecuadamente la narrativa y una mezcla de sonido que, aunque funcional, podría haber ofrecido una experiencia más inmersiva, “Thunderbolts*” no revoluciona el MCU, pero representa un paso en la dirección correcta. A ratos se siente irregular en su ritmo, sus giros son algo predecibles y su estructura recuerda a otras películas de formación de equipo. Pero su mérito está en apostar por un enfoque más terrenal, cínico y emocional dentro del MCU.

Al tratarse de una película del MCU, cabe mencionar que “Thunderbolts*” incluye una escena entre créditos de carácter meramente anecdótico, pero la secuencia post-créditos sienta las bases para lo que está por venir en el Universo Cinematográfico de Marvel, generando expectativas para el futuro.

Detalles de Thunderbolts*

Trailer de Thunderbolts*