Imágenes: Eder Quintero
Mucho se ha debatido sobre el impacto que tienen los videojuegos en los jóvenes y sobre si realmente generan una adicción. “16 bits” nos acerca a la realidad que una madre y su hija atraviesan dentro de un mundo lleno de fantasía.
“16 bits” nos presenta a Lucy, una madre desesperada porque su hija, Thea, está completamente inmóvil frente al televisor jugando videojuegos, particularmente “The Legend of Zelda” de SNES (de ahí el título de la obra, pues en ese entonces la consola reproducía gráficos en 16 bits). La nula reacción de la adolescente nos lleva al interior de su mente donde la imaginación ha creado un mundo lleno de personajes propios de un videojuego.
A partir de ese momento, la joven se enfrenta a desafíos propios de su imaginación donde el recuerdo se convierte en su peor enemigo, pero también en su mejor aliado, toda vez que su propia madre recorre ese mundo para encontrar a su hija perdida, adoptando la personalidad de la heroína legendaria Mitsuki. De esta manera, la obra invita al público a reflexionar sobre la presencia y ausencia de los padres, así como el uso desmedido de los videojuegos y la tecnología en general.
Durante su aventura, Thea cuenta con el apoyo de Flick, un PNJ (personaje no jugable) encargado de dar las indicaciones del videojuego, pero cuya memoria rápidamente se desvanece. Asimismo, la imaginación de la pequeña de 11 años, recrea imágenes de personajes fantásticos como Moby Dick y el extraño mundo de la Meseta de Leng, del escritor Howard Phillips Lovecraft, al tiempo que referencia sus vivencias y ausencias dentro de un videojuego, dejando en claro cómo es que ella decidió “perderse” en el mundo virtual tras una situación comúnmente real en la vida de muchos niños y jóvenes, los cuales no saben cómo enfrentar una separación.
Con atractivos vestuarios y una escenografía sobria que representa adecuadamente un entorno virtual apoyándose en proyecciones en video, “16 bits” nos muestra cómo los videojuegos pueden ser el mejor amigo de un niño, un adolescente o, ¿por qué no?, un adulto en busca de consuelo, incentivando incluso la imaginación (y otras habilidades); sin embargo, también enfatiza lo dañino que puede ser al desconectarse de la realidad. Al final, todo tiene un origen que orilla a cualquier ser con poca atención a preferir perderse en otro mundo.
Si bien la obra está pensada para un público joven, la realidad es que puede disfrutarla todo tipo de espectador, abierto a recibir el importante mensaje.
Para la primera función de la tercera temporada, este 9 de octubre, se develó la placa correspondiente con la presencia de los padrinos: Emilio Portes, Judith Inda, José Luis Romero y Luis Chavira Alva.
“16 bits” correrá su tercera temporada del 9 al 31 de octubre en el Teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María La Ribera, Metro San Cosme) con aforo al 75% de acuerdo con las disposiciones del semáforo epidemiológico y siguiendo los protocolos de sanitización. Las funciones se realizarán los sábados y domingo a las 13hrs. Los boletos pueden encontrarse en taquillas del teatro y Ticketmaster con un costo de $168 pesos mexicanos.