Imágenes: Cortesía Marty Sohl | Met Opera
El Met de Nueva York cierra de año con una de las tres óperas más reconocidas a nivel mundial del compositor italiano Puccini, “Tosca” estrenada originalmente en 1900.
La ópera “Tosca”, compuesta por Puccini, es una trágica historia de amor y uno de los mejores thrillers de la ópera. Se trata de un drama de pasión, poder y corrupción en una era de revolución en Roma en la que se sobresaltan los instintos más primarios del ser humano, las bajas pasiones, la inmoralidad, la mentira, el deseo pasional, el abuso de poder, los celos y la doble moral en medio de un conflicto bélico en el que figuraba el ejército del mismísimo Napoleón con todo lo que estas guerras provocaba en los países involucrados, en el que las buenas intenciones y el apoyo a los perseguidos de guerra dan pauta testa historia inmortal.
En junio de 1800, las fuerzas represivas persiguen sin descanso a los líderes de una democracia fugaz. En medio del terror y confusión, el joven artista Mario Cavaradossi se dedica a su negocio de pintar santos mientras calma los celos de su bella y apasionada novia, la cantante de ópera Floria Tosca. Cavaradossi, sin ser un revolucionario, simpatiza con las ideas liberales y el sádico jefe de policía Vitellio Scarpia quien, consumido por la lujuria y el deseo por Tosca, está tejiendo una red de engaños para obedecer a sus bajas pasiones en el que el desenlace será la muerte atroz, la desesperanza, la traición y el sufrimiento de todos los involucrados.
Estrenada en 1900, “Tosca” toma un drama del autor francés Victorien Sardou para darle el ritmo y la fuerza de una película de acción, apoyada por la vibrante música de Giacomo, llena de emociones en donde Puccini no se contiene al expresar amor, idealismo, odio y desesperación con sus melodías que permanecen en la memoria colectiva y del gusto del público como lo son: “Recondita armonia”, “Vissi d'arte”, “E lucevan le stelle” y el “Te Deum” al final del primer acto que da un cierre nostálgico y vibrante como preámbulo de lo que ha de desatarse más adelante, cautivando al espectador desde el comienzo de la ópera. Dicho sea de más, “Tosca” no presenta obertura, ni introducción, yendo de lleno a la acción.
La soprano noruega Lise Davidsen interpreta a Floria Tosca con gracia, sensibilidad y mucho dramatismo, entonando piezas con múltiples matices que van desde la sutilidad de una dama enamorada hasta la celotipia, el odio y la desesperanza en la desesperación, conjugando su pasión amorosa y la decepción en una actuación muy dinámica que captura la atención no solamente de Scarpia, sino del público entero. Además, Lise nos entrega una exquisita experiencia musical en su momento más oscuro en el que se enfrenta a un dilema, cantando con tremenda sutilidad y maestría una Aria encantadora llena de dramatismo que Puccini supo aprovechar para el clímax del segundo acto.
Freddie De Tommaso es el tenor que se encarga de representar a Mario Cavaradossi que, con una actuación sobresaliente y una dulzura aterciopelada en su timbre de voz, logra con sus tremendos agudos denotar la pasión que tiene por su Tosca, amante pintor que toma una decisión trágica, la de ayudar a un convicto que es buscado por la policía a cargo del despiadado Scarpia, bandido disfrazado de oveja que es una ponzoña y quien llevará a todos a un trágico final. Su mayor lucimiento es en el tercer acto, precisamente al regalarnos su solo vocal en el que piensa en la última hora de vida que se le va volando y en cuanto ama vivir, con una actuación estremecedora y una fuerza interpretativa que se lleva los aplausos de todo el público.
El Barón Scarpia queda a cargo del barítono Quinn Kelsey quien, con un aire de rudeza cruda, exceso de fuerza bruta y ojos malignos se abre camino en la trama a través de mentiras y del aprovechamiento de las circunstancias para darle rienda suelta a sus bajas pasiones. Con increíbles grabes y notas sostenidas, el barítono logra exhibir la maldad de su corazón con una actuación antagónica muy equilibrada y que va en crecimiento a lo largo de la historia, haciendo un cierre excepcional en el primer acto, en donde se resalta el conflicto que va a llevar a un terrible clímax a los personajes ya no pueden escapar de su destino.
Patrick Carfizzi, bajo-barítono es el sacristán quien con aire cómico e inocente genera un fuerte equilibrio entre la maldad de los adultos y la inocencia de la iglesia y de sus siervos. Con una tesitura muy dulce y carismática, Patrick da al primer acto una magia especial unida al prominente escenario que resalta el interior de la iglesia y de la capilla en donde ocurren los primeros conflictos de esta curiosa historia, y permitiendo el lucimiento del tenor en una conjugación musical que denota la maestría de Puccini al instrumental de una manera especial para gestar un acompañamiento muy del tipo atmósfera que sostiene y da realce a la interpretación de cada solista, y que es, sin duda, donde se encuentra la magia de esta ópera bajo la batuta del director concertador Yannick Nézet-Séguin que ofrece una experiencia orquestal sin igual en este cierre de año 2024.
Pese a la sensacional trama y a la apasionante partitura, “Tosca” no siempre ha sido admirada por la crítica; sin embargo, los amantes de la ópera han distinguido que, desde sus primeras notas llenas de acción hasta su impactante y espectacular final, “Tosca” presenta un derrame de originalidad, sensibilidad, audacia y creatividad con elegancia, por lo que sigue siendo una de las óperas italianas más populares, para el público y para los cantantes por igual, además que el libreto ofrece un rico panorama de bajezas humanas que no dejan de acontecer en cualquier época, por lo que siempre será una obra atemporal.