Imágenes: Cortesía Proyecto Infacare
La vida vertiginosa que se tienen en las grandes ciudades ya había modificado en gran medida la forma en cómo las mamás alimentaban a sus hijos, y a partir de la pandemia, en muchos casos, sobre todo en las mujeres lactantes, se agravó el problema.
Temas de estrés, ansiedad y el cambio de rutinas fueron parte de esa modificación que a la postre afecta la salud.
Hoy más que nunca la población se ha dado cuenta que tener un sistema inmunológico en óptimas condiciones, es esencial para tener buena salud y por consecuencia una buena calidad de vida. Pero hay que recordar, que desde los primeros instantes de vida, este sistema se debe desarrollar, y el detonante primordial es la leche materna, que se puede considera como el Big Bang de nuestras defensas.
La leche materna es el cimiento de todo, fundamental en el desarrollo y crecimiento del humano, primordial por su composición y dinamismo, pues disminuye factores de riesgo que contribuyen a la obesidad infantil y problemas metabólicos. Esta debe ser el primer alimento fuera del vientre materno y lo único en por lo menos los primeros seis meses de vida, luego extendiendo más allá de los dos años.
Aunque hay que aclarar que este tiempo se puede modificar, dependiendo la producción de leche que cada mamá en particular tiene. Afortunadamente, la idea retrograda de que se le debe cortar la lactancia a cierto tiempo, se va quedando rezagada para darle paso al verdadero valor que tiene la lecha materna en los niños.
Por otro lado, ya se mencionó que existen varios problemas que pueden afectar el cómo las mamá alimentan a sus bebés, el estrés, ansiedad y el regreso de forma presencial a la oficina o empresa, volverán a cambiar la rutina, por lo que encontrar la mejor opción para continuar ofreciendo una buena alimentación debe ser el primer paso.
En el mercado, existen diversas fórmulas lácteas, pero en primera instancia, las mamás no deben tomar a la ligera sus decisiones, escoger la ideal contribuye a continuar de manera perfecta a la alimentación de sus hijos.
Para Gabriela Lobato, gerente del Proyecto Infacare, las mamás tienen un nuevo reto en plana nueva normalidad, el regreso a las actividades presenciales abre una brecha en alimentación de los pequeños por lo que recomienda seguir las recomendaciones del pediatra y si se presenta el caso de que se tenga que apoyar con fórmulas se debe tener consciencia de escoger la mejor.
“Es necesario asegurar que los nutrientes sean los adecuados, la fórmula debe contener nutrientes lo más parecidos a la leche humana: Proteínas, grasas y carbohidratos esenciales y sin azúcares añadidos”, comentó Lobato.
Idealmente, las fórmulas para lactantes deben utilizar como base al estándar de oro que es la leche humana, que cambian la composición proteica de acuerdo con las necesidades por etapa de crecimiento y mantienen en las etapas el contenido de carbohidratos siendo 100% lactosa, el carbohidrato principal de la leche humana.
Uno de los pero que encuentran los papás a la hora de escoger la fórmula es el precio, por lo que decidir en el costo beneficio es parte de la ecuación. “En Infacare nos ocupamos además de ofrecer un producto con las vitaminas y minerales que los bebés necesitan para un sano desarrollo, adicionando con DHA, hierro y sin azúcares añadidos, de dar un precio muy accesible”.
Hay que destacar que hay opciones en el mercado, como es el caso de Infacare, con la calidad (nutrientes) y precio que permite a las mamás no preocuparse.