Review: “Ravenbound”

: Eder Quintero; 30 Abril 2023

Review: “Ravenbound”

Imágenes: Cortesía Systemic Reaction | Gameplay PoluxWeb.com

Video: Cortesía Systemic Reaction

Un nuevo roguelite está entre nosotros; se trata de “Ravenbound”, que ya está disponible para PC llevándonos a un mundo abierto lleno de fantasía.

Dime con que dios te juntas…

Los roguelite han cobrado cada vez mayor fuerza y, por ende, es natural que existan propuestas que indaguen bajo el concepto y exploren otras posibilidades. Éste es el caso de “Ravenbound”, desarrollado por Systemic Reaction y que, desde su anuncio, generó cierta expectativa y, a este punto, ha logrado acertar en muchos aspectos, aunque denota igualmente ciertas limitantes que obstaculiza su gran potencial con exploración, acción y hasta mitología escandinava.

Estamos ante un título roguelite de mundo abierto en tercera persona en el que morir es parte medular del juego con la peculiaridad de situarnos en el mundo de Ávalt, un lugar tan amplio que siempre hay cosas de descubrir cada que renacemos. Es así como conocemos la historia de Traidora, una diosa que ha encerrado a otros cinco dioses llamados Ellri a los cuales debemos rescatar para obtener los poderes (bendiciones) necesarios para acabar con la temible amenaza. Aunque en realidad, al salvar a tres ya podemos pasar a la batalla final, no es recomendable ya que, si bien el primer jefe se puede vencer con cierta facilidad, a partir del segundo lo más prudente es ir bien equipados; eso sí, todos los jefes son prácticamente el mismo, pero cada vez más agresivos en sus fases.

Surcando los cielos como cuervo

La narrativa arranca de forma muy prometedora; no obstante, no logra profundizar tanto como se podría esperar, siendo un mero pretexto para arrojarnos un amplísimo mundo abierto con total libertad de movimiento para visitar campamentos enemigos, pueblos aliados y otros tantos puntos en donde debemos cumplir misiones. El entorno resulta muy atractivo para sumergirnos en la aventura, lo cual toma cierta peculiaridad ya que, al tratarse de un roguelite existen cambios, pero no en el mundo, sino en los enemigos que encontramos en cada lugar.

Cabe mencionar que podemos tomar la forma de un cuervo para desplazarnos más rápidamente por todo el mundo, pero solo podemos hacerlo en puntos específicos; el control aéreo resulta una muy grata experiencia. En todo caso, la exploración no es para nada rebuscada, pero cumple al darle oportunidad al jugador de recorrer los rincones; sin embargo, es más común optar por un recorrido lineal al ir de un punto a otro, gracias a los indicadores de misión (principal y secundarias), siempre teniendo en cuenta la importancia de la evolución de nuestro protagonista. Las misiones secundarias son propuestas por algunos NPC, pero realmente las recompensas no son tan jugosas como para aceptar todas; aun así, nunca están de sobra porque también podemos encontrar tiendas para comprar algunas mejoras con dinero in-game, por lo que vale la pena romper alguna que otra vasija que encontremos en nuestro camino.

Acción fluida

Una de las propuestas novedosas de “Ravenbound” es la combinación de su sistema de combate con la implementación de cartas. En primera instancia, para su sistema de combate, encontramos una movilidad rápida, con ataques fluidos, incluso cuando cargamos potencia para soltar un golpe más fuerte o incluso cuando saltamos y caemos con un golpe. Cabe acotar que existe un medidor llamado Subidón que se llena conforme atacamos a los enemigos; al estar a tope, podemos activarla para volvernos más poderosos por un corto periodo de tiempo. Al inicio de cada sesión, podemos elegir un avatar ya sea humano o ulvar; cada uno cuenta con características de salud que podemos modificar, además de portar una de las cinco armas disponibles: hacha a dos manos, espada y escudo, manodoble, hachas dobles y espadas dobles; cada una con las suficientes diferencias para que cada jugador se acople a su mejor estilo. También vamos equipados con la garra de cuervo que nos ayuda a llegar a lugares difíciles o elevados en nuestra forma humana.

En pleno combate, resulta muy cómodo esquivar y bloquear; de hecho, esto se vuelve la mecánica infalible para salir airoso de los enfrentamientos más simples hasta de los más complicados contra los jefes y es que hacerlo al momento indicado nos da ventaja sobre ellos. Sin embargo, donde normalmente padece es en la cámara, resultado en poca precisión y un no muy amigable fijado de enemigos, cuyas acciones tampoco fueron muy pulidas, pero sí resulta muy atractiva su variedad.

El toque de las cartas

Ahora bien, “Ravenbound” cuenta con una buena dosis de progresión y personalización, pero en vez de hacerlo con una mecánica convencional, propone un mazo de cartas. Ciertamente entenderlo y acostumbrarse tiene su chiste, pero al poco tiempo se vuelve un poco más cómodo para que la idea tenga sentido, dándole a nuestro personaje variedad de armas, armaduras y habilidades. Obviamente, hay cartas más poderosas que otras y todo va en función de la exploración del mundo, cumpliendo con misiones y derrotando a los enemigos. Existe un total de 187 cartas, cada una con efectos únicos.

Cabe mencionar que podemos equipar cartas según nuestros slots disponibles para ello, así como el costo de maná que implique; para abrir más espacios, podemos comprarlos o bien usar cartas con esa función.

El maná se convierte en un elemento escaso, lo que nos obliga a pensar estratégicamente el uso de cada carta; al final, podemos manejar poderes de fuego, hielo y mucho más, convirtiéndose en un importante atractivo del juego. Como curiosidad, podemos encontrarnos con tumbas de otros jugadores que cayeron en batalla y así reclamar el botín que cargaban para que su muerte no sea del todo en vano.

Cambiando el odio por un nuevo renacer

Durante nuestro recorrido, debemos erradicar el Odio que se cierne sobre un lugar, destruyendo cristales, algo que además nos permite encontrar mejores cartas y maná. Es muy importante medir esta situación ya que, si se abre un cofre en una zona no liberada, nuestra barra de Odio sube y solo se puede vaciar al conseguir la bendición de un dios, además las cartas pueden potenciar a los enemigos aumentando considerablemente el reto; y eso ya es decir porque, aunque existen tres niveles de dificultad, el más básico es el “normal”, ofreciendo dos más que representan todo un desafío pensado para los gamers más experimentados.

Es importante señalar que, al morir, debemos recomenzar desde el último dios liberado, funcionando como una especie de punto de control; no obstante, todo lo que hagamos después no se salva en ningún momento, incluso si tenemos que abandonar la partida por alguna razón, debemos renunciar a la vida. Eso sí, todo lo que encontremos en cualquier momento queda registrado; incluso existen desafíos que podemos ir cumpliendo tales como liberar campamentos, derrotar enemigos, encontrar cartas, etc. y todo eso se traduce en más recompensas.

Mucho potencial con limitantes

Lamentablemente, en los apartados técnicos es donde “Ravenbound” cojea un poco. Ciertamente cuenta con diseños muy atractivos de los escenarios, apoyándose en una iluminación acertada para que todo luzca con vitalidad sin importar la locación o el mapa; no obstante, los modelos de los personajes, las animaciones y el texturizado demeritan un tanto el trabajo artístico.

Por otro lado, la banda sonora logra adecuarse a cada situación que se presenta en pantalla para acompañar gratamente la experiencia de juego. Además, emplea atinados efectos de sonido para llenar de vida la acción sin que realmente se explote una distribución netamente inmersiva por lo que no es necesario conectar un teatro en casa o audífonos de alta gama. También, vale la pena resaltar las adecuadas interpretaciones de voz, mismas que se mantienen en inglés; mientras que todos los textos en pantalla se han localizado al español, inglés, francés, alemán, japonés, ruso y chino.

Disponible ya para PC, “Ravenbound” es un juego ambicioso al proponer novedades dentro de un género que parecía haber explorado casi de todo; esto se agradece, pero también es justo decir que, queda expuesto en sus propias limitantes. Por un lado, la jugabilidad es donde muchos pueden encontrar su verdadero potencial, mientras que otros pueden encontrarla como engorrosa y hasta repetitiva, al tiempo que visualmente resulta un tanto irregular.