Imágenes: Cortesía Ken Howard | Met Opera
El Auditorio Nacional abre el año 2025 con la presentación “Aída” desde el Met de Nueva York.
Ubicada en un tiempo histórico aproximado de Ramsés III, “Aída” se desarrolla en el antiguo Egipto y viene a ser la última obra de Verdi antes de su retiro elegido por espacio de 16 años en el que no compuso obra alguna, ni realizó actividad pública. Mientras que en esta ópera sin obertura Verdi prefiere usar un preludio, también encontramos otros detalles excepcionales en la musicalidad de este autor como lo es el recitativo airoso, una especie de conducción musical que engrana los dúos y los momentos de solista en esta que es todavía una ópera conservadora de Verdi cuando se encontraba en el pináculo de su carrera.
En el primer acto vemos un sorprendente solo por parte de Radamés cerrando con una nota aguda, casi como falsete con el que declara su amor a Aida. Se trata de una historia sumamente bien contada donde los protagonistas se enfrentan a un suceso histórico entre patrias en guerra y un triángulo amoroso que termina en fatalidad; todo en medio de monumentales escenarios que recuerdan la gloria del antiguo Egipto, lo que da una sensación de unión entre el pasado y el presente del que el público es testigo, recordando una historia pasada, pero mirándola en tiempo real.
La ópera “Aída” está dividida en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi, libreto en italiano de Antonio Ghislanzoni, basado en unas notas de Auguste Mariette, reelaboradas por Camille Du Locle, quienes se apegaron al conocimiento que se tenía sobre Egipto en aquellos años. “Aída” tuvo su estreno mundial en El Cairo, en el Teatro de la Ópera Jedive un 24 de diciembre de 1871, evento al que no quiso asistir Verdi. En México el estreno fue en el Teatro Nacional, un 1º de septiembre de 1877 y el estreno en el MET un 12 de noviembre de 1886.
La soprano estadounidense Angel Blue, encabeza al elenco interpretando a la princesa etíope a quien presentan como una mujer dividida entre el amor y la fidelidad a su país. La nueva producción de “Aída” de Verdi, dirigida por Michael Mayer, transporta a la audiencia al interior de las imponentes pirámides y tumbas doradas del antiguo Egipto, con proyecciones intrincadas y animaciones deslumbrantes que sumergen al espectador en un fascinante viaje desde el presente al remoto pasado en donde ocurren situaciones simultáneas o donde se revive el pasado oculto que acaeció en aquel lugar.
La mezzosoprano rumano-húngara Judit Kutasi interpreta a la rival de Aída, Amneris, dos mujeres que pugnan por el amor del mismo hombre y por la superposición vocal con fuertes temas solistas y con participaciones enérgicas que hacen del público imparcial un réferi sobre quién de las dos merece más aplausos por su superioridad interpretativa, aunque al final ambas logran llevarse el estruendo del público porque saben destacarse en los momentos climáticos de la trama.
Junto a ellas se destaca ampliamente el tenor polaco Piotr Beczata como el soldado Radamés, trazando el mayor triángulo amoroso de la ópera y quien, en esta ocasión, definitivamente se lleva el mayor mérito vocal e interpretativo, pues engalana con su timbre y tesitura cada una de sus participaciones escénicas resolviendo perfectamente las importaciones vocales que el mismo Verdi imaginaba para su personaje, como si hubiera sido escrita para la voz de Piotr que, desde el primer tema musical, cautivó y fue creciendo en impacto hasta su trágico final en aquella tumba egipcia junto a su amada Aída.