Imágenes: Erick Moreno
El artista plástico Pedro Gasca ofrece un recorrido por su obra pictórica con gran entusiasmo y alegría, denotando su evolución artística y en este peregrinar que todos hacemos.
Tomando como punto de partida el estilo pictográfico de la antigua civilización mesoamericana, principalmente de los Mexicas, es que Pedro Gasca inicia su recorrido artístico dentro del rubro de la pintura en acrílico sobre tela en el que denota la migración en que todo el mundo se encuentra y que además, es un aspecto de la historia de la humanidad, como la migración que han realizado grandes pueblos y civilizaciones imperecederas que, para Pedro, sirven de base para sus pinturas y su contexto narrativo dentro de la línea de tiempo de sus pinturas.
Desde luego que en su obra pictórica se ve una gran evolución de un estudio y conocimiento de la civilización mesoamericana, principalmente de los códices prehispánicos y con leve introducción al mundo de la cosmovisión maya, con elementos en piel, dibujos y bocetos que refieren a las migraciones y a los glifos de la veintena del mes calendárico mexica, y otras obras en telas y láminas muy coloridas en donde se resaltan las cabezas humanoides con los glifos enmarcadas en un contexto dentro de la vida cotidiana de la actualidad, lo que viene a ser la genialidad de este pintor que comparte su tiempo entre el desarrollo de su arte y su pasión dentro de los negocios.
Dentro de las obras presentadas, resalta la migración y los bocetos de la veintena que sirven de parámetro para el resto de su obra en la que vemos también un trabajo en tela de tipo mural con humanoides con cabezas de los glifos de la veintena en que pone líneas en un conjunto de hilos que unen los ojos entre los humanoides que representan a todos los seres humanos en su camino de vida y en el modo en que somos visibilízalos y atestiguados por todas las razas, culturas y seres de todo el mundo, dentro de una peregrinación y migración continua e infinita de la que todos somos parte.
Con una enorme sensibilidad y un estudio de los glifos y de aspectos sobre lo presentado en códices como el Borbónico y el Fejérváry-Mayer, Pedro retoma la tipología calendárica para sus representaciones pictóricas llenas de profundidad, color, claro-oscuros, calidez, sequedad, oscuridad, vacío, y profundo aislamiento humano que, como él mismo autor refiere, quiso denotar para representar y referir la egocentricidad y el aislamiento del ser humano que lo separa del resto y que permite que se convierta esta experiencia pictórica en espejo en el que el espectador se refleje, se observe y clarifique sobre su estado psíquico y sobre su vida natural en esta sociedad materialista.
Usando colores ocre, fondos oscuros, contrastes de colores y sobre todo, metáforas pictóricas, su obra viene a enriquecer la experiencia visual del espectador y la narrativa del autor viene a resaltar el poder y el conocimiento de los pueblos originarios del antiguo Anáhuac, pueblos mesoamericanos que con su cosmovisión detallan y determinan la vida, la obra y el transcurrir de la cotidianidad del ser humano en su peregrinaje por esta existencia, a través del arte que termina siendo un elemento de enseñanza, de reflexión y de autoconocimiento, tornándose en una experiencia enriquecedora para el espectador que pocas veces se puede tener en la vida.
Todas las obras presentadas están ya a la venta, y puede solicitarse información desde la página y redes de Pedro Gasca, donde se le puede obtener informes sobre las obras y sobre la experiencia de conocer el trabajo de Pedro Gasca y de elegir la obra que más le sea atractiva después de conocer el trasfondo y la narrativa que encierra cada pieza pictórica de este apasionado artista que se destaca por su coherencia, su enfoque y su entereza al transmitir su sentir a través del complejo mundo mesoamericano del que toma sus bases para esta extensa obra.
En general, la obra de Pedro Gasca es una experiencia sin igual, profunda y llena de significado que contrasta la historia latinoamericana y la actualidad dentro de una línea del tiempo atemporal en donde las migraciones no cesan de suceder y en donde la ensoñación y el mundo real se entretejen para lograr una identidad pictórica muy propia, simbólica y original que va a dar de qué hablar por muchas generaciones sobre este autor que con arrojo plasma su sentir y su entender sobre el mundo mesoamericano del que se siente parte, al que admira y al que ha estudiado con gran empeño desde sus fuentes más fidedignas.