Imágenes: Cortesía Quantic Dream| Gameplay PoluxWeb
Video: Cortesía Quantic Dream
“Lysfanga: The Time Shift Warrior” llega a PC con una propuesta ciertamente innovadora al permitirnos jugar con el tiempo en plena partida.
Espadas, magia y estrategia
En la actualidad resulta difícil encontrar títulos que propongan algo que no se haya visto previamente y ahí es donde hay que agradecer a “Lysfanga: The Time Shift Warrior” pues, si bien utiliza elementos vistos con anterioridad, se arriesga a fusionarlos para ofrecer una propuesta que se siente diferente y bastante funcional al enfocarse en un esquema básico de hack & slash, pero con su dosis estratégica para salir avante en enfrentamientos que bien pueden catalogarse como puzzles dándole plena libertad al ingenio del jugador.
En “Lysfanga: The Time Shift Warrior” tomamos control de Imë, una guerrera encargada de proteger a su pueblo ante la invasión de unos monstruos conocidos como Raxes. Todo nuestro andar es expuesto bajo una perspectiva isométrica con cámara fija, salvo por algunos reposicionamientos. Contamos con dos ataques cuerpo a cuerpo (normal y fuerte) y un dash, así como habilidades especiales que se dividen en Hechizos y Poderes de la Deidad. De inicio, contamos con una espada para los ataques cuerpo a cuerpo, pero más adelante nos hacemos de otras que podemos intercambiar en cualquier momento. Evidentemente, resulta mucho más cómodo jugarlo con un control.
Los Hechizos representan habilidades secundarias que brindan mayores opciones en batalla; sin embargo, está limitado a solo equipar una a la vez y esperar un tiempo de recarga. Igualmente podemos desbloquear Runas y los muy útiles Poderes de la Deidad cuyo ataque es comúnmente devastador para los enemigos que se encuentren en su rango de alcance; para poder ejecutarlos, debemos llenar una barra invisible de carga (se nos indica con un brillo en el cabello cuando está listo), la cual llenamos atacando a enemigos, rompiendo cristales o pasando sobre Fuentes de Deidad.
Ejércitos de ‘yo’
Conforme avanzamos en los escenarios con libertad, nos topamos con zonas llenas de enemigos, pero antes de lanzarnos “al bulto”, se nos presenta una panorámica para conocer la posición de cada uno, lo que nos permite estudiar nuestro orden de ataque. Solo disponemos de un breve tiempo para acabar con todos, mientras nos cuidamos de que no nos eliminen igualmente. Al inicio parece algo sencillo, pero poco a poco sube de complejidad debido a las combinaciones de enemigos y elementos, además de alguno que otro jefe.
Cuando se acaba el tiempo, nos derrotan o por decisión propia, el tiempo retrocede con la peculiaridad de que lo que hayamos hecho en el pasado, durante la batalla actual, se repite en el presente. Esto nos lleva a tener una o más copias de nosotros mismos en acción, llamadas remantenes, lo que se convierte en algo esencial para eliminar a enemigos que deben ser atacados simultáneamente. Perdemos la partida si nos el tiempo se agota o nos derrotan sin que tengamos más remantenes; en un inicio solo contamos con 3, pero conforme avanzamos podemos desbloquear más espacios.
El máximo cuidado de esta mecánica radica en que nuestro yo presente debe evitar interferir con las acciones de los remantenes acercándose mucho o atacando a enemigos previamente derrotados, identificados con una calaverita en su barra de vida, pues esto genera una especie de paradoja regresándolos a la acción presente.
El pasado y el presente convergen
Imë, recibe la bendición de Qhomera, quien se convirtió en la diosa del tiempo tras realizar un Ritual de Ascensión con el fin de detener la invasión hace años. Cada cierto tiempo aparece un guerrero, al que se le llama Lysfanga, con la misión de proteger su tierra toda vez que el sello temporal se libera, cargo que recayó en Imë; sin embargo, ella tuvo un gemelo, Kehör, quien desapareció sin decir nada. Muy pronto nos damos cuenta de que Kehör y los Raxes están aliados, lo que deja ver un misterio todavía más profundo en la trama.
Al paso de la campaña principal se suma a nuestra causa Grennos, quien se convierte en un fiel acompañante agregando datos a un códice, que básicamente se trata de una galería llena de información de los diversos personajes que encontramos a lo largo de nuestra aventura. En realidad, la historia puede llegar a ser genérica, pero sabe mantener enganchado al jugador gracias al nivel de intriga y algunos secretos que se van descubriendo, ciertamente de manera un tanto predecible.
Si bien nuestro camino es netamente lineal, el juego se encarga de orillarnos a descubrir algunos rincones para encontrar ítems que nos ayudan a mejorar las capacidades de la protagonista. Esto gracias a un muy adecuado diseño de los escenarios que saca provecho de todo su espacio, dándonos así un ligero esbozo de exploración. Cabe mencionar que existen algunos puntos de viaje rápido para desplazarnos entre áreas que ya hayamos visitado; no requiere estar buscándolos incansablemente, basta con superar una oleada en particular para pasar por el lugar en cuestión. Asimismo, gracias a los lugares llamados Reliquias de Portal, podemos repetir las batallas ganadas previamente con el fin de mejorar nuestro récord con desafíos de tiempo propuestos.
Un barrido temporal
“Lysfanga: The Time Shift Warrior” cuenta con gráficas sencillas, pero con muchos efectos y un gran detalle en el diseño de los escenarios y una gran cantidad de elementos que van adornando los caminos, nutriéndolos de profundidad. A su vez, los modelos del personaje principal y secundarios resultan adecuados para el concepto y distancia de exposición en el render principal; sin embargo, donde parece que sí pudo haberse trabajado más es en los enemigos, pues poco se aprecia de ellos y hay varios que tienen una idea bastante llamativa. Ciertamente, en general, se extraña un poco más de personalidad y carisma en los personajes.
En lo que respecta a la música, encontramos composiciones que denotan cierta desolación, pero también misterio. Los efectos de sonido son sumamente básicos, pero ayudan a dar vida a la acción en pantalla, mientras que su distribución recae sobre los altavoces frontales. Los diálogos hablados permanecen en inglés con una interpretación cumplidora, mientras que todos los textos en pantalla han sido localizados al español, inglés, francés, italiano, alemán, turco, polaco, portugués, japonés, chino, coreano y ruso.
Un equilibro que invita al rejuego
“Lysfanga: The Time Shift Warrior” se ocupa por ofrecernos diversidad de enemigos y nos motiva a superarnos para terminar más rápido los encuentros, ya sea por un desafío propuesto o porque existen portales que reducen nuestro tiempo de acción. También cuenta con el equilibrio justo para dejarnos analizar nuestro plan de ataque dándonos amplias posibilidades para los remantenes y nuestro ‘yo’ principal.
Pese al buen balance en su gameplay, hay algunos momentos en que la mecánica se siente un poco repetitiva debido a la sencillo de su sistema hack & slash; no obstante, en los tramos avanzamos la dificultad tiende a elevarse y nos obliga a tomarnos mucho más en serio las cosas. En todo caso, ofrece un muy agradable rejuego porque las partidas pueden cambiar según planteemos nuevas estrategias, sin olvidarnos de los diversos secretos que hay en cada escenario, incluidos algunos diseños de armaduras con finalidad meramente estética pues no afecta en absoluto a la jugabilidad.
“Lysfanga: The Time Shift Warrior” ya se encuentra disponible para PC a través de Steam y Epic Games.
Distribuidor: Quantic Dream
Desarrollador: Sand Door Studio
Género: Hack & Slash | Acción | Puzzles
Plataformas: PC
Duración aproximada: Principal: 13 horas | Completo: 15 horas
Idiomas en audio: Inglés
Idiomas en texto: Español, Inglés
Modo en línea: No
Jugadores locales: 1
Jugadores en línea: –
ESRB: RP
Fecha de lanzamiento: 13 de febrero de 2024
Precio: PC: $499.00
Reseñado en: PC, gracias a un código otorgado por Quantic Dream
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