Imágenes: Cortesía Star+
En “Los protectores”, “Mago” (Adrián Suar), “Colombia” (Andrés Parra) y “Conde” (Gustavo Bermúdez), tres representantes de jugadores de futbol, deben asociarse para salvar sus respectivos negocios y es así que crean una singular agencia dedicada a velar por el bienestar de sus jugadores las 24 horas del día.
A lo largo de 8 episodios para no parar de reír, estos protectores se ven envueltos en las situaciones más insólitas que los obligan a recurrir a distintas artimañas para salvar a sus clientes. Estas son algunas de esas circunstancias particulares a las que los tres miembros de “Los protectores S.A.” deben estar dispuestos a enfrentar.
- Contener el mal de amores
Un jugador con el corazón roto es un jugador que puede fallar en el campo de juego. Por eso, es imprescindible que todo integrante de “Los protectores S.A.” sepa utilizar las palabras correctas para consolar a un cliente que atraviesa una crisis sentimental. Este es el caso del talentoso jugador Marcio Pérez (Lautaro Rodríguez) quien teme perder a su adorada “Chichi” (Abril Di Yorio) por una inesperada visita del pasado.
- Detener fugas imprevistas
De la misma manera, una crisis amorosa puede desatar una fuga que nadie previó. Si un jugador dice que está camino al aeropuerto para salvar la relación con una novia que vive en la otra punta del mundo, es preciso desplegar todos los recursos logísticos y argumentativos para detenerlo. Si no, hay que dar explicaciones en el club. Y nadie (nadie) quiere hacer eso.
- Adular a quien corresponda
Cuando hay un club interesado en un jugador de la agencia, es necesario convertirse en el adulador número 1 de su dueño o representante enviado. Esto implica conocer todo acerca del potencial comprador, desde sus gustos en materia de comida y bebida hasta los hobbies predilectos de su esposa. Y, muchas veces, como “Mago” bien lo sabe, requiere fingir el dominio absoluto de un idioma del que se conoce poco y nada.
- Confundir a la prensa
Hay que desarrollar una habilidad única para desorientar a la prensa por completo cuando un jugador quiere esconderse de los flashes. ¿Algunos de los recursos habituales? Trasladarlo en un auto nunca antes visto, negar rotundamente que se conoce su paradero y, por supuesto, esconderlo en la casa de tu hermana y alterarle la vida por completo.
- Ser cómplice en las mentiras más ridículas
Por último, todo buen “protector” tiene que respirar hondo cuando escucha que su futbolista protegido dijo la mentira más ridícula jamás escuchada. Aunque suene completamente absurda, tiene la obligación de alinearse a sus dichos y sostener la mentira contra viento y marea al menos hasta que haya bajado la marea y se pueda limpiar el desastre sin que nadie lo advierta.